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29 ENE

Nunca jamás comeré tomates

Las cosas nunca son lo que parecen
Nunca jamás comeré tomates

AUTORA: LAUREN CHID

EDITORIAL: LATA DE SAL

Si hay algo que me fascina de la infancia es la capacidad que tenemos en esas edades de crear y vivir la fantasía que nosotros mismos imaginamos.

“Nunca jamás comeré tomates” es un claro ejemplo de ello.

Juan y Totola son los protagonistas de esta historia, pero no de una cualquiera. Juan es el hermano mayor de Totola y en ocasiones sus padres le piden que cuide de ella y le dé la cena; eso es una tarea bastante complicada, ya que a Totola no le gusta prácticamente nada de comer, a todo le saca un pero y Juan tendrá que inventar una táctica infalible para que se coma la cena.

Partiendo de la premisa de que a la hermana no le gusta nada, Juan irá inventando un nombre diferente para cada una de las propuestas culinarias que le ofrece a su hermana. Así, después de prometerle que no le dará ni guisantes, ni zanahorias, ni patatas, ni huevos, ni coliflor, ni palitos de pescado…..y un largo etc…comienza la maravilla.

Hay familias para las que es un verdadero problema el tema de la comida, las niñas y los niños no quieren comer y eso trae a las madres y los padres de cabeza, para eso este libro será de maravillosa ayuda.

Está ilustrado con unos dibujos muy característicos y además combina el dibujo con la realidad, algo que llama la atención, ya que no son unas ilustraciones al uso.

Cada vez hay más nutricionistas que abogan por dar a los niños la comida que les cuesta comer de forma divertida, incluso hacerles partícipes de su preparación si la edad lo permite; es también algo muy útil, yo misma lo vivo con mis hijos.  

Un aliado infalible es la táctica de Juan. Os cuento: si su hermana no quiere zanahorias, no le dará, lo que realmente hay en la mesa son “ganchitos de trigo naranjas” vendidos en Júpiter, y mira por dónde a Totola le parecen que no están tan mal. Y si le decimos que los guisantes son “Caramelos de lluvia de Cabo Verde”, pues eso que se muere por probarlos y además están riquísimos, también tenemos trozos de nubes esponjosas, y aperitivos oceánicos del supermercado submarino.

Pero lo que tendrás que descubrir tú cuando te leas el libro es qué ha pasado con los tomates.

Un precioso libro ganador de la Medalla Kate Greenaway que nos ha encantado.

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